
Hace 6 meses conocí a una chica por Messenger. No recuerdo cómo conseguí su correo, pero ahí estaba, en mi lista de contactos.
Cuando nos conocimos (por chat) conversamos de todo un poco y así fui conociéndola más y más. Yo le preguntaba y ella me respondía era entretenido compartir momentos con ella.
Un día decidimos conocernos en persona. Quedamos para un lunes a las 4pm, en el cruce de dos avenidas. Ella vivía cerca de allí, a 1 hora de mi casa.
Un día decidimos conocernos en persona. Quedamos para un lunes a las 4pm, en el cruce de dos avenidas. Ella vivía cerca de allí, a 1 hora de mi casa.
Aquel día estaba allí, en el lugar indicado; esperándola como se espera en invierno la primavera. Miraba todo los lados del cruce de las avenidas. Miraba a todas las chicas confundiéndome con el rostro de Cristina, que sólo (hasta ese entonces) la había visto por fotografía. Estaba tan ansioso por verla, que los segundos se eternizaban, haciendo crecer más mis ansias y mi amor por ella, en la espera.
Luego de unos minutos vi a una chica (y mi corazón me indicaba que era ella) que estaba al otro extremo de la avenida, cerca de un teléfono público, yo la seguía con mi mirada detenidamente. La chica descolgó el teléfono y comenzó a marcar los números. En ese instante me dije: - Si timbra mi celular será Cristina y si no es ella, seguiré esperándola, para eso estoy aquí…
¿Timbró o no timbró mi celular? Timbró, era ella, la chica a la quien había empezado a querer más que a nada.
¿Timbró o no timbró mi celular? Timbró, era ella, la chica a la quien había empezado a querer más que a nada.
- ¡Hola! -le dije-
- ¡Hola! –me respondió -con una dulce voz. Preguntándome: -¿Dónde estas?
- Contemplándote…
- ¿Dónde?
- Al otro lado de la avenida.
- ¡Hola! –me respondió -con una dulce voz. Preguntándome: -¿Dónde estas?
- Contemplándote…
- ¿Dónde?
- Al otro lado de la avenida.
Me miró con una sonrisa tierna y al instante crucé y me acerqué a ella. Era más hermosa, más dulce, más encantadora en persona.
Luego nos dirigimos a un parque y bajo un árbol nos sentamos y conversamos, no llegué a besarla, pero era perfecto para ser nuestra primera cita y más aún para ser una “cita a ciegas”.
Al final quedamos en acordar para programar nuestra nueva cita por chat.
Al final quedamos en acordar para programar nuestra nueva cita por chat.
Esa noche cuando llegué a mi casa, ansioso trate de abrir mi Messenger y me topé con que estaba “hackeado”. No salía de mis asombros, no lo podía creer. En ese instante me preguntaba sin hallar respuestas: - ¿Cómo voy a recuperar su correo? ¿Qué voy a hacer, si el número de mi celular que ella lo tenía en una hoja, yo lo tengo?.
Fueron días inciertos sin hacer nada (nos habíamos perdido por completo), hasta que me atreví a ir al lugar donde nos habíamos encontrado. La busqué por esos lares, ya que si bien recuerdo, ella me dijo: -“Vivo de aquí a cinco cuadras”. Nunca la hallé a pesar de que la busqué varios días.
Después de todo, aún me quedan intactas las esperanzas de volverla a ver, para decirle cuanto la quiero.